Pues aquí que la menda se ha hecho un viaje super-relámpago a Madrid para ver exposiciones (tanto ajusté los tiempos que casi llego tarde a una). Primero la de Mucha en el Palacio de Gaviria, que se acaba dentro de nada, y después al Sorolla y al Thyssen para ver la exposición de moda que da título a esta entrada.
Y como a los que me leéis lo que os interesa es la moda, vamos al grano.
Id a verlas
En serio, merece la pena el gasto. Ya no es solo el poder ver trajes que se han venido incluso desde el V&A, es que la mayoría están expuestos de forma que los ves tan de cerca que casi puedes tocarlos. Me he cansado de hacer fotos de detalles; porque ese es otro aliciente, excepto en el primer piso del Museo Sorolla, las fotos sin flash están permitidas.
Los trajes van de 1890 a 1920 y los hay de paseo, de noche, para ir a la playa… Incluso un par de vestidos de novia.
Aparte del disfrute de ver en directo y tan de cerca tanta vestimenta, he aprendido alguna cosa más sobre costura, y he visto confirmadas teorías que tenía:
¿Que el vestido te ha quedado ligeramente estrecho o has engordado desde que te lo hiciste y ya no te cabe sin apretar el corsé hasta la asfixia? Métele una cuña.
¿Que no tienes tela suficiente para hacer toda la circunferencia de una falda de media capa? Añade otra pieza.
Yo sabía que estos trucos se usaban cuando te hacías cosas en casa, pero no sabía que en la alta costura del siglo XIX y principios del XX también.
Y por último, otra cosa que he visto pero de la que no pongo foto porque por mucho que lo intenté no me quedó nítida, es que la costura de las mangas no se colocaba debajo del brazo como hoy en día, sino que salía de la parte de la sisa en la que el patronaje moderno pone la pinza del pecho.